Da Vinci, Miguel Ángel y Rafael no fueron los únicos que descollaron en el Renacimiento, ya que hubo otros artistas que aportaron sus talentos al desarrollo de esta época. En los inicios de la pintura renacentista destacaron Masaccio (Tommaso di Ser Giovanni), fra Angélico, Paolo Uccello. Luego, en la segunda parte del siglo XV, Piero della Francesca y Botticelli, y los venecianos Tiziano, Tintoretto y Veronés. En la arquitectura del Cinquecento el maestro fue Donato Bramante, quien realizó los planos de la nueva basílica de San Pedro. La literatura tuvo a sus máximos exponentes en Dante Alighieri, con su obra la Divina Comedia –aunque se ubica más entre la etapa final de la Edad Media y principios del Renacimiento–, además de los poetas Ludovico Ariosto, quien escribió Orlando Furioso y Torcuato Tasso, con su Jerusalén libertada. En la música alcanzó su apogeo la de tipo vocal polifónica (donde varias voces e instrumentos forman un todo armonioso) y profana, destacando Giovanni Pierluigi da Palestrina, maestro de la polifonía religiosa
Las letras renacentistas tuvieron en Francia a autores como Francisco Rabelais (Gargantúa y Pantagruel) y Pedro Ronsard (Odas) como fieles representantes. En Inglaterra, los conflictos internos de la isla y su aislacionismo retardaron la llegada del Renacimiento. Sin embargo, a finales del siglo XVI surgió la figura de William Shakespeare, quien fue capaz de expresar en sus obras dramáticas (Hamlet, Macbeth, Ricardo III, El Mercader de Venecia, entre otras) las grandes pasiones humanas con gran vigor y con un manejo extraordinario del idioma inglés.
Pronto el Renacimiento traspasó las fronteras de Italia y se extendió por casi toda Europa.
Lope de Vega |
En España, donde su influencia fue más tardía y adquirió un tinte marcadamente religioso, dejó sus huellas en el austero palacio El Escorial, obra de Juan Herrera, y en las pinturas del Greco (Entierro del Conde de Orgaz) y Diego Velásquez (Las Meninas), como también en las obras literarias de Lope de Vega (Fuenteovejuna), Calderón de la Barca (La vida es sueño) y Miguel de Cervantes (Don Quijote de la Mancha).
En Alemania destacaron el grabador y pintor Alberto Durero (La fiesta del Rosario), además del flamenco Pieter Brueghel el Viejo y del holandés Bosch o El Bosco.
La ciencia tampoco escapó a la influencia del Renacimiento, ya que las ideas que lo sustentaban también se aplicaban a esta área del saber humano. Así es como el astrónomo polaco Nicolás Copérnico concluyó que la Tierra no era el centro del universo y que giraba en torno al Sol; el belga Andrés Vesalio desarrolló la anatomía y el español Miguel Servet descubrió la circulación pulmonar de la sangre.
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